domingo, 23 de noviembre de 2008

PELELE´S POEM

Surrounding-head woman (anunciación)

Te anunciaré mis dientes
como un perro de la noche

lleno de hormigas
levantaré tus senos en mis manos
para tocarlos con la lengua;

insuflado de pezón
podré fingir la muerte de mis hijos
antes de que vengan a enterrarme
con sus novias y sus duelos

y en la fila
de los hombres de buena voluntad desprestigiados
me veré crecer las uñas
mientras escampa esta furia de distancia
que te llevo.*

sábado, 22 de noviembre de 2008

jueves, 20 de noviembre de 2008

CIUDADES CERCANAS: "MANAGUA SALSA CITY"


“A las seis en punto de la tarde, Dios le quita el fuego a Managua y le deja la mano libre al Diablo. El reloj de Dios es de los buenos pues nunca falla: todos los días, a la misma hora, baja un poco la brasa del calor (como quien dice le pone la brasa en la mano, pero más bien ha de ser en el cheto porque hasta los cojones se le cocen a uno en Managua y las mujeres cargan el horno entre la piernas –por eso venden cosa de horno, ¡vas a querer, mi amor!) y entonces, como de arte de mi... arte, que es lo mismo que la magia, no se sabe dónde, empiezan a salir los diablos y las diablas”


VIEJAS PASIONES

A.Warhol.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

JFK VISITA CIUDAD SATELITE

Ciudad Satélite aun no tenía demasiadas orbitaciones alrededor de San José el día en que Kennedy decidió visitarla. Venía sentado al lado de la ventana del helicóptero, entre asesores y cuerpos de seguridad.

El checo don Adalberto caminaba con prisa los mil cien metros exactos de su casa, a la plaza del barrio donde aterrizaría JFK. Un anochecido olor a Vodka se mezclaba con un tango salido de su higado. Los que lo recuerdan caminar esa tarde dicen que parecía que lo perseguían para matarlo y algo de razón tenían porque lo acosaba la idea de fracasar con el juramento que había hecho la noche anterior en “EL Castillo”.

De pronto Recordó que se cumpliría un año de la invasión a Cuba y eso lo ponía ansioso. Por muchos meses anduvo con la idea de encontrar a los culpables del fracaso por lo que decidió venir a Centroamérica, sin embargo, más allá de de todas estas preocupaciones volvía siempre a su mente la misma obsesión que desde meses atrás lo atormentaba.

Acababa con el tango y empezaba de nuevo a cantarlo hasta que lo despertó el zumbido de los motores en el aire. Fue mi tío, en hombros de mi abuelo, el que le mostró los tres helicópteros en el horizonte norte de la colonia, mientras la muchedumbre aguardaba la llegada. No se sabe como el checo llego a colarse entre los vecinos principales que esperaban con ansiedad la visita y ocupar un un espacio cerca de las casas nuevas.

Entonces pasaba o recordar las caricias secretas en medio de las piernas, los besos ocultos que empezaban por el lóbulo de la oreja izquierda y terminaban en el cuello y su lengua paseándose entre los pezones rojos de la rubia. Y volvía otra vez a escuchar “Happybirday mister President”, retumbando en su mente. En ese instante, cuando de nuevo llegaba a su fin la misma obsesión de los últimos seis meses, se escuchó la vos de un oficial que le dijo:

-You can to leave Mister President.

LA visita de John Fiztgerald Kennedy sería recordada para siempre entre los vecinos, por sus escasos cinco minutos presénciales en Ciudad Satélite. Poca gente supo que seguida de, “Welcome to Ciudad Satélite”, estaba la manta con letras rojas de don Adalberto, que Kennedy alcanzó a leer precipitando su retirada:

Why the killed?